Aunque la ciudad de Oviedo tiene por Patronos a San Salvador y a Santa Eulalia de Mérida, el Patrón de «El Rinconín» es San Mateo. El 21 de Septiembre se celebra la festividad del Santo Evangelista, coincidente por otra parte con el “día grande” de las fiestas de Oviedo. En tal fecha la Sociedad reparte el tradicional “bollu preñáu” y la botella de vino entre socios y allegados, siendo costumbre que tal día se encuentren en el local de la calle Río San Pedro, socios -algunos incluso provenientes de lejanas tierras- familiares de socios y amigos, dispuestos todos ellos a dar buena cuenta del chorizo envuelto en el bollo de pan, a trasegar un poco de vino… y a cepillarse un poco de carne guisada con patates o, ¿por qué no?, una fabada hecha de la manera más tradicional.

Además de San Mateo, «El Rinconín», con esmerado empeño, celebra cada año:
– el martes de Carnaval, dónde se consume, aparte del típico pote de antroxu, el picadillo y los frixuelos (Menú de Antroxu).
– el jueves de La Ascensión, con su menestra de verduras, carne gobernada y cerezas (Menú de la Ascensión).
– el Desarme (Menú del Desarme).

El Desarme es, posiblemente, uno de los festejos gastronómicos más antiguos de España. El 19 de Octubre, en Oviedo, se consume en hogares, bares y restaurantes un único menú: garbanzos con bacalao y espinacas de primero, callos de segundo y arroz con leche de postre. Cualquier persona que desconozca Oviedo y llegue a la ciudad ese día observará con sorpresa que, en todas partes, hay carteles con dos palabras de significado un tanto extraño: “Hay desarme”. No es que los carbayones tengamos un ánimo especialmente belicista o antibelicista, no; sencillamente seguimos una tradición nacida, al parecer, en un azar histórico vinculado con una de las batallas de una de las guerras carlistas, que hace que compañeros de trabajo, amigos, familiares, propios y ajenos, nos sentemos en esa fecha -que no es ninguna fiesta oficial- alrededor de una mesa, dispuestos a degustar con pausa y sosiego un menú sencillamente espléndido que requiere, posteriormente, una digestión tranquila, aliviada por charla amena, algún licor espirituoso y algo de tute, mus o paseo relajante. Éste es el motivo por el cual, aunque el 19 de Octubre caiga en jueves, la tarde de ese día talleres, despachos y oficinas aparecen cerrados o deshabitados y, desde luego, nadie atienda al teléfono por motivos laborales.

En «El Rinconín» tal fecha es de señalado y cuasi-obligatorio cumplimiento. Tenemos a galardón, gracias a los saberes de un monstruo de la cocina llamado Manuel Busto, que lleva muchos años cocinándolo, el consumir un Desarme tradicionalmente espléndido.

Además de esas cuatro citas gastronómicas esenciales y de las habituales cenas de capítulo, en «El Rinconín» se organizan otras cenas y comidas, abiertas, con habitualidad y sin excusa mayor. Cualquier ocasión es buena para disfrutar, en compañía, de buena mesa y buen mantel. Y tampoco se pierden oportunidades para realizar catas, presentaciones de vinos, sidras, quesos, embutidos o conservas.